Los movimientos sociales críticos con el modelo económico han ido creciendo y parece que se han empezado a agrietar los consensos que atravesaban los ámbitos analizados en la investigación. La propuesta de «decrecimiento turístico» encabeza movilizaciones y acciones vecinales. Trabajadoras y trabajadores del turismo se hacen visibles y cuestionan cada vez más la precarización que están sufriendo. Vecinos y vecinas se organizan para luchar contra la especulación inmobiliaria que hace subir los precios de los alquileres y los expulsa de sus barrios.
Así, el debate público sobre el modelo turístico e inmobiliario está cada vez más presente y las administraciones vinculadas a propuestas de cambio se enfrentan con la necesidad de regular y generar políticas turísticas que prioricen las necesidades de la mayoría de la población, los límites planetarios, y en especial de los sectores populares más afectados por los impactos de esta especialización y masificación turística, como las mujeres y las personas migradas.