En torno a la muerte de Berta Cáceres, ambientalista y defensora de los derechos humanos hondureña, asesinada en 2016, se evidencia una gran trama de intereses del proyecto empresarial y financiero que participa en el proyecto hidroeléctrico de Agua Zarca, desde grandes bancos de desarrollo latinoamericanos y europeos, hasta pequeñas empresas catalanas, también, que han suministrado servicios.
Pero el asesinato de Berta Cáceres también ha generado una gran red de complicidades entre movimientos sociales centroamericanos y europeos, para exigir justicia.