crisis
de cuidados
Durante la pandemia sanitaria de la COVID-19 se ha evidenciado la gravedad de la crisis de los cuidados, ya señalada por el movimiento feminista, que ha atravesado todos los aspectos de nuestra sociedad. Crisis fruto del desprecio de aquellas tareas fundamentales para el sostenimiento de la vida, pero no consideradas productivas, y agravado por una red comunitaria cada vez más débil y una falta de inversión en prestaciones públicas por las políticas de ahorro en el sector público.
«Las mujeres sostenemos el mundo», entre varias generaciones, lugares de procedencia, vecinas y amigas, de una manera comunitaria, ¿Pero en qué condiciones? ¿Cómo afecta a nuestros proyectos vitales y bienestares? ¿Y a los de la sociedad?
Ha supuesto una sobrecarga en las mujeres de las familias, y una mayor precarización de aquellas mujeres, mayormente racializadas, que han asumido laboralmente la realización de los cuidados, dejando a sus propias familias atendidas por otras mujeres en los países de origen como única manera de supervivencia, y que con la pandemia han sufrido una falta extrema de derechos. La crisis de los cuidados ha adoptado una dimensión multidimensional y transnacional, generándose la Crisis global de los cuidados.
Tenemos que transformar nuestro modelo socioeconómico y poner la sostenibilidad de la vida como eje vertebrador y en el centro de la agenda pública, como una responsabilidad compartida por todos los agentes sociales, caminamos entre todas hacia la ciudadania.