crisis
energética
Los efectos de la escasez de recursos naturales, causados por la acción humana, son la falta de acceso a fuentes energéticas. Esta escasez se sufre tanto en Cataluña, en el estado español, en Europa y en todas partes, pero sus efectos son más puñetazos otra vez en el Sur Global, y especialmente en las áreas ricas en estos recursos naturales.
El fin inminente de los recursos fósiles en los que se ha basado el crecimiento capitalista en las últimas décadas mueve la geopolítica internacional, motiva conflictos bélicos y consolida las relaciones de dominación Norte-Sur. Y la supuesta transición verde que debe poner fin a la dependencia de recursos fósiles no parece cuestionar el modelo extractivista, colonial y consumidor que nos ha llevado a donde estamos ahora.
Porque la transición debe hacerse basándose en las energías renovables y la eléctrica. Pero la viabilidad de esta última depende otra vez de la extracción de recursos naturales finitos que se obtienen sin tener en cuenta los conflictos socioeconómicos que genera la explotación, y que se están repartiendo de manera desigual entre naciones. No se puede desvincular, por tanto, la crisis energética de las crisis económicas capitalistas, de la crisis climática y la crisis de cuidados: juntas conforman una crisis global que se enmarca en una situación de crisis multidimensionales y superpuestas que interactúan entre sí, y que encuentran su origen en un sistema capitalista, explotador de recursos naturales, patriarcal, colonial y racista.